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MATERIAL DE CLASE: JUAN CARLOS LIOTINI

CUERPO Y SALUD (Pensar la Práctica).
Juan Carlos Liotini
Este artículo integra la edición Nº 4 de Revista Epicuro:"El cuerpo que se juega en la cultura"
Preguntarnos por la salud nos conduce a reflexionar sobre la ética, que indefectiblemente, habla por nosotros muchas de las veces sin que lo sepamos.
Sabiendo que la intervención en el campo de lo humano presenta infinidad de matices, variables, vicisitudes, que nos llevan a plantear la temática en términos de preguntas (como posibilidad de apertura) y no de respuestas cerradas que evitan la posibilidad de que aparezcan nuevos interrogantes. La imposibilidad de dar una respuesta que nos permita determinar si una intervención es saludable, se instala en que la misma cedería ajustarse al contexto situacional real, concreto y simbólico en el que se desarrolla, tanto para el que interviene con intencionalidad pedagógica y/o asistencial, como para el que practica.
Ahora, ¿de qué cuerpo hablamos cuando hablamos de salud?. La pregunta sobre el cuerpo, sobre los orígenes, sobre la muerte, es inherente a la condición humana y remite a la historia de la humanidad y es justamente porque nos podemos preguntar (por el cuerpo) que somos Sujetos.
Si el cuerpo se nos presentara como nos viene dado, si respondiésemos fielmente a los designios de la naturaleza, no existiría pregunta alguna sobre el cuerpo, que es decir, por nosotros. Quedaríamos anudados estrictamente a “lo natural” dejándonos pocas o nulas posibilidades de diferenciación con el resto de los animales en lo general y con nuestros congéneres en particular.
No solo tenemos un cuerpo, sino y sobre todo, somos cuerpo.
“Yo soy mi cuerpo no solo porque él es para mí condición de posibilidad y realización, sino de una forma aún más radical: en mi actuar. Comiendo, trabajando, andando, corriendo, saltando, escribiendo, pensando, jugando y sintiendo yo soy mi cuerpo, si se quiere, mi cuerpo ¡es «yo»!
Ahora bien, en este «ser cuerpo» del hombre va contenido el otro aspecto del ser humano, el de «tener un cuerpo». Yo no soy mi cuerpo, sino que también lo tengo. Lo tengo en la reflexión, en cuanto que puedo comunicarme con él directamente, cuando lo cuido, lo entreno, lo ejercito, en cuanto que puedo disponer de él sin intermediarios, en cuanto que lo empleo. Lo tengo en cuanto que vivo sus limitaciones (que son, consiguientemente, también las mías), en la enfermedad, cuando me aparece como algo extraño y tal vez incluso como una carga, en el cansancio, cuando la actividad me cuesta, o en la debilidad o el agotamiento, cuando solo una fuerza de voluntad mayor es capaz de mantenerme activo, hasta que tal vez se apoderen ellos de mí. Lo tengo en mis necesidades e instintos, que me comprometen, que reclaman mi decisión” (1)
Esta concepción de ser cuerpo-tener un cuerpo, se encuentra incluida en la teorización de las nociones de esquema e imagen corporal, que requieren un amplio desarrollo pero, de momento, podríamos sintetizarlas en: “el cuerpo que tengo”, “el cuerpo que soy” o que “creo que soy” dimensiones de lo real y lo imaginario de la corporeidad.
Lo que a mi entender resulta interesante es desde dónde pensamos a la salud o mejor dicho, cómo ésta se incluye en la concepción de cuerpo, dado que esta construcción conceptual hace a la práctica, para ser mas preciso, Es la Práctica.
No podríamos pensar a la Salud sin Cuerpo, es en el cuerpo real y concreto o en la representación que uno haga de él, donde se instala el dolor, el cansancio, la fatiga, la pesadez, el descontrol, la decrepitud, la invalidez, el placer, el disfrute, el goce. Es el sujeto que vive su cuerpo, quien dice de su salud/enfermedad, muchas de las veces sin que lo notemos decimos de nuestro estar en las variaciones tónico-emocionales que se dan a ver en la actitud, en la postura para...
Con relación a la construcción de una intervención saludable, se me presentifican las siguientes preguntas: ¿Realizamos una práctica que posibilite la escucha propia y la del otro? ¿Es posible construir una práctica que favorezca mirarse y tomar decisiones si uno no se escucha ni se mira más o menos atentamente? ¿Se puede entender el dolor ajeno sin poder ver el propio dolor?
Un profesional de la Salud me relató una vez compungido y haciendo una especie de retrospección crítica que, recién ahora podía sentir el padecimiento de sus pacientes con dolor en la espalda, ahora que él lo estaba padeciendo. Dejando ver que en su desempeño anterior había cuestiones de las que no se había ocupado, o se le habían escapado. La Salud es un concepto que se construye y como toda construcción está cargada de subjetividad. Voy a centrar la pregunta en el valor de la experiencia para luego abordar el valor de los sistemas que entran en juego y hacen que esta particular construcción se torne propia de una cultura, región, clase social, momento histórico, etc... Entonces, ¿Cuál es el valor y el lugar de la experiencia en la construcción del concepto de Salud?
Podemos conocer qué son los celos, entenderlos, analizarlos, pero para saber se requiere de la experiencia y de la reflexión que uno haga sobre la experiencia. Nadie sabe más de celos que un celoso. Con esto no quiero decir que haya que meter el dedo en el enchufe para saber qué es la electricidad, no quisiera confundir empirismo con observación. Que no sea posible de observar, no significa que no sea empírico, dado que existe un nivel de repercusiones a nivel sensible. Me refiero a que es un concepto (pro-lepsis, pro: anterior, lepsis: la accion de agarrar algo, captar) compartido por todos, y por lo tanto aprehendido. Distinto sería el caso de una suposición (hipolepsis) que no llega a ser concepto.

Todos tenemos sensaciones acerca de la salud, mas bien, en relación a la enfermedad. La problemática es cómo es ésta vivida y para hacer una macrovisión ¿cuál es la carga que tiene determinada cuestión ligada a la salud/enfermedad para que uno la viva de una manera u otra?. Intentando ejemplificar: para algunos papás a una niña de aproximadamente 8/9 años, que se le arroja una pelota desde una distancia prudencial y no la atrapa, no les mueve nada, pero si esto ocurriese con un hijo varón quizás se instale allí una problemática ligada a la torpeza; tomando los recaudos necesarios para su mejoramiento.
La salud no sólo es un estado sino también y sobre todo significado.
“Además de considerarla un estado, la salud importa por lo que puede significar, en especial para el sujeto...
Paradójicamente, algunas personas no toleran lo que la salud significa como bienestar y parecen estar más a gusto con la enfermedad, el padecimiento o el sufrimiento.
Esta predilección rompe con el sentido común de que las personas buscan necesariamente la salud y que, como consecuencia, habrían de colaborar sin resistencia con los médicos en recuperarla ...
Salud y enfermedad no son conceptos absolutos ni se definen por oposición. No son dos caras de la misma moneda. Tal vez, nunca se esté ni totalmente sano ni totalmente enfermo. Son términos que mantienen una relación dinámica entre sí. ¿Es posible plantear “falta” de salud en alguien sin que esté necesariamente enfermo? ¿Las náuseas de la embarazada en el primer trimestre son un signo de enfermedad o de salud?...
La relación entre condiciones físicas y la salud se problematiza en ciertas circunstancias: un discapacitado, con serias deficiencias funcionales puede intervenir en competencias deportivas y llevar una vida lo más saludable posible. Quien se recupera de un accidente cerebro vascular puede quedar con una hemiplejía importante pero preservar “su salud”. Salud y condición física no siempre son sinónimos.” (2)
En el terreno de las prácticas corporales nos podríamos preguntar si sigue vigente el precepto “corpo sano in ment sana”, si aquel que posee sus funciones “intactas” y lleva a cabo una actividad física intensa, podría vivirlo como insalubre por ser esto indeseable.
Se nos instala la pregunta si es ese hacer saludable para el que practica, si es esto lo que quiere en el aquí y ahora, si le hace bien, si lo enriquece, si le genera placer, si lo disfruta.
Si así no lo fuera ¿lo viviría como saludable?, a pesar de poseer todas sus funciones orgánicas funcionando a la “perfección”.
Sin pretender cerrar y mucho menos definir Salud, considero que nos vendría bien pensar en lo que Winnicott nos dice de la Salud: “Lo esencial es que el hombre o la mujero sientan vivir su propia vida y asumir la responsabilidad de su acción o su inaccion; que se sientan capaces de atribuirse el mérito de un éxito y la responsabilidad de un fracaso. Se puede decir, en suma, que el individuo ha salido de la dependencia para entrar en la independencia o la autonomía.” (3)
Voy a quedarme pensando en la autonomía, quizás esto me aclare algunas cuestiones relacionadas con la Ética de lo corporal, que posibilite un hacer que genere salud y no que se tenga que invertir salud en ello.
(1)Grupe, Ommo; “Estudios para una teoría pedagógica de la Educación Física” . INEF Madrid 1976.
(2)Ferrari, Héctor A.; “Salud mental en medicina” . Libreros Lopez Editores 1996.
(3)Winnicott, D. W y otros; “Donald Winnicott” Ed. Trieb 1978.

Juan Carlos Liotini.
Psicomotricista- Profesor Nac. de Educación Física
Profesor titular de la cátedra: Psicomotricidad. Docente en diferentes Centros de Formación profesional
Psicomotricista en consultorio privado
Director de la revista "Epicuro: El cuerpo que se juega en la cultura".


Revista Epicuro: El cuerpo que se juega en la cultura

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